A oídos de todos nos ha llegado la noticia del fallecimiento de un chico que se ha hecho famoso poco a poco tras su larga y dura lucha contra una enfermedad que, desgraciadamente, cada día es más común: la leucemia. Pablo Ráez, un ejemplo a seguir por todas y cada una de las personas que vivimos en este mundo, no perdió la sonrisa en ningún momento ni en ninguna foto de las que publicaba en instagram hasta el último minuto. Estas fotos que publicaba mostraban al mundo lo dura que podía llegar a ser la lucha contra una enfermedad y la importancia de estar rodeado de gente que te mantenga feliz con su apoyo diario.
Quería enfocar la triste ida hacia un punto del que no he escuchado mucho hablar... y es de su pareja, Andrea. Ella ha sido la mejor compañera de viaje y el mayor apoyo de este luchador incansable. Me gustaría que todos pensásemos en las relaciones que tenemos, hemos tenido o simplemente vemos a nuestro alrededor y nos planteemos los defectos que puede llegar a haber en ambas personas y la de pegas que podemos llegar a poner que nos llevan a discutir. Esta chica quería a Pablo por encima de su enfermedad y estaba dispuesta a compartir todo lo posible con él hasta su muerte. Las despedidas siempre son amargas, pero no me gustaría estar en la piel de esta chica si se ha quedado con palabras en el tintero que decir. (Despedida de Andrea.)
No todo el mundo mira por el bienestar de la otra persona como hacía Andrea y no todos miramos por el resto de personas que conviven con nosotros en el mundo, quizás necesitan más ayuda que la que nosotros podamos llegar a pedir.